lunes, 10 de enero de 2011

Pacto Matrimonial - John y Noel Piper

Péndulos e imágenes
NOËL PIPER


Conozco algunas parejas que piensan y sienten de una manera tan similar que juntos pueden rabajar, ministrar, vivir y criar hijos casi sin conflictos. Bueno, quizás existan parejas así, pero se no es nuestro caso.

Los resultados de nuestros análisis de personalidad son casi diametralmente opuestos. Según Ruth Bell Graham, eso es bueno. Ella es famosa por decir que si dos personas están de acuerdo en todo, una de ellas es innecesaria. No obstante, creo que hay veces en que estaríamos más que dispuestos a experimentar esa manera de no ser necesarios. En nuestra vida real, me balanceo entre dos extremos. Al estar en un extremo del arco del péndulo, me siento maravillada: “¿Cómo
hice para conseguir un marido tan increíble? ¿Qué fue lo que hice para que se fijara en mí? Ni hablar de que me pidiese casarme con él.” Nos hicieron una evaluación matrimonial durante una de mis épocas felices. Los resultados me ubicaron en lo alto de la escala del idealismo, encontrando pocas áreas problemáticas en nuestro matrimonio. En otras palabras, según los “expertos,” mis percepciones eran poco confiables.

Deseaba que pudiésemos permanecer en algún lugar de esa fase ascendente, donde no hubiese nada que impidiera deleitarnos el uno en el otro, como sucedió durante unas vacaciones en las montañas Blue Ridge:

LEJOS
Leyendo en una mecedora,
Mariposas y un oso negro,
Musgo y hongos,
Imágenes y poemas,
Canciones y vaivén,
Pájaros carpinteros volando,
Adoración y caminatas,
Tiempo de hablar,
Jugar Scrabble y dormir . . .
Un silencio para conservar.
Contigo.

Por el contrario, cuando la inercia y la resistencia nos arrastran hacia abajo, me pregunto: “¿Cómo nos metimos en semejante lío? ¿Qué ocurrió para que sintamos esta clase de desacuerdo e infelicidad?”

Cumplimos nuestras bodas de plata durante una época como esa:

IR POR EL ORO
¡Qué manera de preparar nuestra fiesta!
¿Fuiste tú quien me hirió o fui yo quien lo hizo?
Pero era necesario que nuestras sonrisas parecieran joviales,
un barniz al que estábamos muy acostumbrados.
“¡Que los próximos veinticinco sean tan grandiosos como
los primeros!” dijeron entre abrazos y sonrisas,
mientras yo trataba de inventar un alias
que adoptaría después de escapar lejos.
Pero sabía que me quedaría. ¿Cómo podría escaparme de
aquel que me conocía y que aún me amaba?
Entonces, Beryl, que había vivido sesenta años con Arnold,
derritió el hielo de mi corazón así como al pasar.
“Los años venideros serán los mejores;
los primeros veinticinco son los más difíciles.”

Dado que aparentemente no puedo ver más allá de las emociones del momento, si fuésemos a pedir la evaluación de un consejero durante esos tiempos difíciles, probablemente revelaría un
matrimonio en problemas, una opinión tan engañosa como la del idealismo durante los días en que “todo está bien en el mundo.”


El péndulo de nuestro matrimonio oscila y a veces tambalea, pero está suspendido desde arriba y asido firmemente. Por la gracia de Dios no caerá al suelo. Este año, celebramos nuestro cuadragésimo aniversario y, gracias a Dios, tenemos ganas de celebrarlo al encaminarnos hacia nuestras bodas de oro, si la gracia de Dios nospermite vivir tantos años.


Sabemos que es el peso de nuestro pecado el que acelera nuestra llegada a las épocas en las que estamos en el fondo. Sin embargo, hay algo maravilloso e increíble; es un misterio profundo, como dice Pablo: “‘El hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su esposa, y los dos se convierten en uno solo.’ . . . Ilustra la manera en que Cristo y la Iglesia son uno” (Ef. 5:31-32). El matrimonio hace referencia a Cristo y a la Iglesia —todo matrimonio, no importa cuánto se balancee como péndulo debido a nuestro pecado. Todo matrimonio, aun si a la pareja le importa poco Jesús. Para cambiar metáforas, diré que Dios diseñó el matrimonio para ser una imagen. Eso hace que me pregunte: ¿Qué tan bien enfocado y nítido es el retrato de Jesús que refleja nuestro matrimonio?


Me encanta usar mi pequeña cámara digital. Sin embargo, en la medida que el objeto es grandioso y complejo, resulta casi imposible representarlo exacta y completamente. Ninguna fotografíapuede mostrar cuán magnífico es el Gran Cañón. Es verdad que mis deficiencias como fotógrafa no cambian en nada la majestuosidad de esa maravilla natural. Sin embargo, algunas instantáneas dan una mejor idea que otras de su imponencia. Quisiera poder tomar esa clase de fotos que muestran al Gran Cañón más exactamente. Y esa es la clase de imagen de Jesús que quisiera que nuestro matrimonio refleje.

Es mi oración que este libro (escrito por mi predicador favorito) enfoque la lente de muchos matrimonios de manera que el retrato de Cristo y su novia sea más nítido y definido.

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