jueves, 11 de marzo de 2010

UNA COPA DE BENDICION - Su Familia



Se levantan sus hijos y la llaman biena- venturada, y su marido también la alaba.
Prov. 31: 28

Durante todas estas semanas, juntas hemos estudiado las cualidades de esta mujer, su diligencia, su sabia administración, su espíritu emprendedor, sus palabras estimulantes, su cuidadosa atención al bienestar de sus seres queridos, y su empuje para sobresalir en bien de su familia.
La palabra levantarse significa que los hijos de la mujer crecieron y viven de una manera que le aporta honor y bendición y crédito a ella. La vida de los hijos se convierten en la alabanza viviente de su trabajo en los duros años de la niñez y adolescencia.

COMO LOGRARLO

1. Con amor. El amor se deletrea T-I-E-M-P-O. Nuestros niños pequeños necesitan tiempo, y los adolescentes... más tiempo. Y también cuando son mayores. Motivada por su amor, se deleita en derramar su vida por su familia. Sin duda, ella no es común. El cuidado de una madre no cesa cuando los hijos ya no están en la casa. Ana, en 1 Samuel 2, caminó un día de viaje para ver a su hijo Samuel, aún niño. Elisabeth Elliot (viuda de uno de los cinco misioneros muertos en la selvas del Ecuador), agradece a su madre por las cartas escritas y enviadas desde la distancia. Le escribía dos veces por semana desde el año 1941 hasta la mitad de los 80 cuando su mente le empezó a fallar. Esa expresión de amor llevaba tiempo.

2. Nuestra meta no es criar a un doctor, una maestra, un ingeniero, un atleta o un pastor o misionero. Por supuesto, nada de lo anterior está mal. Nuestra meta principal es criar hombres y mujeres que lo sirvan y honren a través de una profesión o directamente en la obra misionera. Dios decide la vocación de nuestros hijos, no nosotras. David tenía un trabajo, era pastor. Pablo tenía un trabajo, fabricaba tiendas y Pedro también tenía un trabajo, era pescador. Pero todos amaban a Dios. Debemos comunicarles nuestra fe y debemos orar por ellos todas las noches.

3. Planea las cosas. Los deseos de tu corazón no sucederán si no haces nada para lograrlo. Necesitas planear cómo harás para criar a tus hijos con sabiduría, para que ellos honren a Dios. Crea en tu hogar una atmósfera placentera, planea las comidas, la mesa para que luzca bonita. Haz que tus hijos te admiren por tu pulcritud, tu esmero y principalmente por tu deseo de corazón de agradar a Dios a través de ellos. Sé persistente. No aflojes ante aparentes incongruencias o aparentes derrotas. Sigue adelante con tu planificación casera, de madre. Acompaña a tus hijos a través de las distintas etapas de la vida. Aunque no lo creas, quizá cuándo más te necesiten sea entre los 18 y 25 años. La época en que están decidiendo el futuro de sus vidas. Nuestro cuidado y dirección no puede terminar nunca.

4. Las madres trabajan. Dentro del hogar, las cosas no suceden solas, necesitan de tu arduo trabajo para que todo salga bien. Sea la comida, la ropa, las tareas escolares, todo necesita tu arduo trabajo. Es una labor que nunca cesa. Al realizar la dura labor de ser madres, Dios bendice nuestros esfuerzos y nos ayuda a concretar nuestros sueños para nuestra familia. Y para que recuerdes, debes hacer tu tarea hogareña sin quejas ni contiendas. Debemos trabajar como para el Señor. Con gusto y alegría. Sin esperar nada a cambio. Debemos trabajar: enseñar, capacitar, corregir, atender, lanear, dar, orar y creer. Esa es la tarea de madre que nos ha sido asignada por Dios.

CONCLUSION

Cuando se trata de nuestra maternidad, nuestras emociones son profundas. Espero que puedan cobrar ánimo en el Señor y seguir adelante. Realmente vale la pena luchar como madres. Ser una mamá que agrada a Dios, causa un impacto en generaciones tras generaciones de hijos. No te desanimes, sigue adelante. Dios está de tu parte.

EN LA PROXIMA SEMANA ESTUDIAREMOS SOBRE UN PADRE PERFECTO, PERO QUE SU HIJO NO QUISO AGRADAR A DIOS. ¿Qué sucede cuándo hacemos todo lo que nos corresponde hacer con nuestros pequeños y a la edad adolescente o joven se apartan de los caminos de Dios? Completando este versículo que habla de los hijos, estudiaremos la Parábola del Hijo Pródigo. Un padre perfecto, pero un hijo rebelde.
Lo mismo que en el Edén, un padre perfecto, Dios mismo. Pero sus hijos rebeldes, Adán y Eva.

NO TE LO PIERDAS.

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