miércoles, 18 de marzo de 2009

11. DESPUES DE LA AFLICCION: LA CELEBRACION



La mayoría de los cristianos parecen manejar mejor el dolor que la alegría. Por alguna extraña razón parecemos sentirnos mejor con los días de apuro que con los días fáciles, con los tiempos de dificultad que con los tiempos de alegría. A la tensión y la ansiedad los esperamos, pero los premios y el alivio no nos parecen naturales. En lo más profundo de nuestra mente parece estar oculta una mentalidad de malas noticias. El Señor nos ha dado gozo en vez de tristeza, ha cambiado nuestras lágrimas en sonrisas. Pero muchos siguen sintiéndose más cómodos lamentándose y quejándose en vez de regocijarse y celebrar.

MIRANDO AL PASADO CON UN SUSPIRO
Las cosas que nos hacen suspirar de melancolía son cuatro:
1. Las personas del pasado.
2. Los acontecimientos del pasado.
3. Las circunstancias del pasado.
4. Decisiones del pasado.
Al enemigo de nuestra alma le encanta amargarnos la vida con los fracasos, los errores, las decepciones, los desastres y las calamidades del pasado. Y si lo dejamos que siga haciendo eso, nuestra vida se convertirá en un túnel largo y oscuro, con muy poca luz al final.
Filipenses 3: 13-14 …olvidando lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está por delante, prosigo…

RECONOCIENDO EL PRESENTE CON UNA CELEBRACION
Aún en la historia de Ester, el pasado con todas sus tristezas no eclipsó su gozo. Dios nos saca de nuestra rutina y tenemos que encontrar nuevas formas de vivir. Los reveses económicos, las grandes aflicciones, las enfermedades físicas, la pérdida de posición.. cuántos han sido llevados por los problemas a ser mejores labradores y a producir mucho mejor fruto de sus almas. Hay que sacar el dolor de nuestro pasado. Todos hemos tenido nuestra propia experiencia. Una experiencia que interrumpió la alegría de nuestra vida, que robó nuestro gozo, que tuvo la audacia de irrumpir sin ser invitada y que probablemente llegó de sorpresa. Lo más probable es que devastó nuestra fe cuando llegó. Fue una experiencia que nos puso en nuestro sitio y nos bajó los humos. ¿Está usted viviendo en el lamento y el dolor de toda la tristeza que lo embarga cuando lo embarga, cuando recuerda su quebrantamiento? De eso es lo que estamos hablando. Dios no ha dado su Palabra solo para enseñarnos fechas e historia hebrea. El nos ha dado su Palabra para que reconstruyamos nuestras vidas, para que construyamos monumentos donde antes lloramos y sangramos, donde nuestras vidas fueron laceradas y nuestros corazones apesadumbrados, cuando nos sentimos desplazados y desechos. Pero… olvidando lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está por delante, ¡esa es la manera de avanzar!. Tenemos que transmitir las lecciones que llevaron a los cambios y resultaron en las experiencias de maduración que fueron tan fundamentales en nuestras vidas y tan diferentes e cuándo éramos sólo una simple cuadrilla de trabajadores. Ester no atrajo la atención a sí misma cuando “confirmó estas cosas”, Ester 9: 32, sino que le dio a su pueblo un recordatorio perpetuo de que Dios es fiel y que él cumple sus promesas y protege a su pueblo.

ENFRENTANDO EL FUTURO CON UN RECORDATORIO
La sugerencia es que cada uno de nosotros levante sus propios monumentos, monumentos mentales que conviertan a las tragedias en triunfos. Debemos preguntarnos a nosotros mismos: ¿Qué enseñanzas saqué de ésto? ¿Cómo puedo aplicarlo a mi vida? No se puede cambiar la situación, lo que pasó, pasó. Quizá debiera haberla sabido para que no sucediera, o debió haber actuado de otra manera. Pero olvídese de las probabilidades de que tal cosa hubiera o no sucedido.
Lo importante es: ¿Qué aprendió de ella? Sea específica. Escríbalo. Trasmita la enseñanza para la vida que obtuvo de su propio desastre.
La advertencia: No convierta su monumento en un santuario. Necesitamos monumentos que honren a Dios. Dios nos ha dado un monumento así en la cena del Señor, en el pan y en la copa. Lo que necesitamos hoy es una respuesta a las aflicciones e la vida, una respuesta a los Amán, cuya sombra ha caído sobre nuestras vidas y ha podido acabar con nosotros, y una respuesta a los holocaustos fallidos que bien pudieron haber devastado, arruinado nuestra existencia. Por tanto, tome esa persona del pasado, y ese hecho, circunstancia o decisión y construya creativamente su propio monumento privado. Piense bien en todas las lecciones que aprendió de ello, y páselas a uno, y a otro y a otro. Ester es una historia de triunfo que surgió de una tragedia, un éxtasis que surgió de una agonía, una celebración que surgió de una aniquilación. La historia suya puede ser la misma. Charles Swindoll.

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